La poesía del poeta malagueño Francisco Ruiz Noguera e la sección de poesía del blog de La noche en blanco de Granada.
LA POESÍA DE FRANCISCO RUIZ NOGUERA
PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA
Francisco
Ruiz Noguera (Frigiliana, Málaga) es profesor
titular de Lingüística Aplicada en la Universidad de Málaga.
Fundador
y director de las revistas El Laberinto
de Zinc y Robador de Europa.
Sus
cinco primeros libros (Campo de pluma, La manzana de Tántalo, La luz
grabada, Simulacro de fuego y Arte de restaurar) están recogidos en el
volumen Campo de pluma. Poesía reunida, estudio intr. de A. García
Berrio, Málaga, Colección Ciudad del Paraíso, 1997. Con posterioridad ha
publicado: El año de los ceros, Madrid,
Visor, 2002; El oro de los sueños,
Madrid, Hiperión, 2002; Arquitectura efímera, Madrid, Visor, 2008; Otros
exilios, Huelva, Colección JRJ, 2010.
Ha
obtenido los premios de poesía Ricardo Molina, Antonio Machado, Vicente Núñez y
Juan Ramón Jiménez y dos premios de artículos periodísticos: el Unicaja-José
María Pemán y el Ateneo-Universidad de Málaga.
Sus
poemas aparecen en diversas antologías de poesía española actual y han sido
traducidos al inglés, francés, alemán, italiano, griego y portugués.
Ha publicado
numerosos trabajos sobre poesía contemporánea y medieval.
EL AÑO
DE LOS CEROS / 2
¿Borrón
y cuenta nueva?
La
perfección redonda
del
año de los ceros
no
es más que un espejismo
que
se esfuma en las sombras de la tarde.
Como
todos los años
—sólo
un juego de cifras—,
empieza
cada día
el
año de los ceros:
no
es más que el territorio
donde
escribir tu historia:
la
tuya, irrepetible,
esa
en que la memoria —suma y sigue—
va
dibujando el trazo de una vida
titulada
Francisco Ruiz Noguera
(que
cada lector ponga su nombre en este verso).
(De El año de los ceros, Madrid, Visor, 2002)
PUZZLE
Intenta
rescatar
la
historia de un fragmento
cualquiera
de tu vida.
Intenta,
por ejemplo,
componer,
como un puzzle,
los
días de un verano
que
creíste dichoso.
Una
pieza:
la
luz del mediodía
brillando
en la terraza.
Otra
más:
el
mar y sus destellos
sobre
la piel rosada de los hombros.
Puede
que sigan vivos
el
recuerdo del tacto
de
un cuerpo que creíste para siempre,
la
oscura claridad de una mirada,
el
perfil de unos labios.
Con
tan breve equipaje
trabaja
la memoria,
maestra
en levantar
—a
base de un desorden de retazos—
un
retablo de humo
sobre
el fondo de sombras
que
dominan las piezas del olvido.
(De El oro de los sueños, Madrid, Hiparión, 2002)
LOS
DESCARTES
De los descartes de la vida, guardas
una caja de luz
que esconde la memoria
de las horas felices:
una breve cosecha
que apenas cubre el fondo.
En la otra —la caja de las
sombras—,
están amontonados
—llenando casi todo,
en laberinto oscuro—
simplemente los días.
Por eso hoy decides
alterar las balizas: desde ahora
pondrás toda la luz
en el negro abundante;
quedará así marcada
la zona de peligro
para aviso eficaz
de navegante incauto.
(De
Arquitectura efímera, Madrid, Visor,
2008)
Francisco Ruiz Noguera
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