jueves, 31 de octubre de 2013

LA POESÍA DE CLAUDIO LAHABA EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Para el blog de La noche en blanco de Granada traemos en esta ocasión al poeta de Manzanillo (Cuba) a a Claudio Lahaba, de quien ofrecemos unos poemas y una nota biobibliográfica para la sección de Poesía para la noche en blanco.







LA POESÍA DE CLAUDIO LAHABA 
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA




Claudio Lahaba. (Manzanillo, Cuba 1970). Sus poemas han sido publicados en varias revistas y publicaciones literarias, como el compendio Si el pez vuelve el rostro, Ediciones Safo, Bayamo, Cuba 1991, y Casa de las Alucinaciones del proyecto Banco de Ideas Z, y en la Sección Por primera Vez de la Revista Caimán Barbudo. La Revista Literaria Alforja de México, en una compilación que hizo el poeta Yoel Mesa Falcón publicó una selección de su poesía en la edición de abril de 1997. Poemas suyos fueron también publicados en la Recopilación de poetas del Evento Al Sur está la poesía (1998), el cual se realiza cada año en el municipio de Pilón, Granma, Cuba. Esta antología fue realizada magistralmente por Luis Carlos Suárez, (y cuyo objetivo fue promover dicho evento y la obra de los poetas que participaron en el mismo). En el año 2000 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Manuel Navarro Luna, de la ciudad de Manzanillo con su poemario Del silencio y otros corderos, recientemente publicado bajo el sello editorial Black Diamond Editions, así como  su libro de poesía de amor Torpeza de Amante, disponibles ambos por la librería virtual de Amazon. Fue miembro y creador en 1993 del Grupo Literario Da Capo; grupo que estuvo integrado en sus inicios por jóvenes talentos de la Ciudad de Manzanillo, Granma, Cuba, y que continua funcionando como proyecto literario por medio de Facebook. Radica en Estados Unidos, El Paso Texas, desde el año 2001.




EL EVANGELIO SEGÚN TUS OJOS




En el principio eran tus ojos la única palabra
como una estatua que recuerda la ausencia
y aquel sitio promisorio en cuyo reino acudían nuestras ansias.
Como una estatua que escucha los pájaros nombrar el agua.
Todo esto y no más como una estatua
que ha venido a presenciar la luz que crece en tu mirada.
Todo esto en el principio
para saber qué palabra en el fuego crepita
qué filo brilla cuando alzan las espadas.
Sólo para saber
por qué la tierra bajo la lluvia su sed no  sacia
y en el viento se elevan voces que a tus oídos hablan.
Sólo he venido a verte desnuda
en el espejo que nos veda el agua
para llenar con tu aliento mi seca cascada
y pedirte que seas lo que ahora me falta.
Sólo he venido hasta ti
alzando mis manos como una estatua.




TORPEZA DE AMANTE




Soy torpe amando, por naturaleza,
torpe al mostrarte mi palabra bella
torpe escogiendo la mejor estrella
iluso he sido, foco de tristeza.

Torpes serán los versos que te escribo
torpe es mi mano cuando todo arruina
torpe animal seré que no termina
de permitir la sombra cual recibo.

Torpe amante éste quien así se olvida
para saber aún más de tu presencia
para darte la luz amanecida

y recordarte luego en su demencia.
Torpe al amar; seré fruta prohibida:
El propenso escribano de tu ausencia.




CUANDO EL FUEGO DESDE TUS OJOS VIENE




“Sé que aún estoy vivo en tus desvelos”.
     Raúl Hernández Novás.


Cuando el fuego a tus ojos ciegos viene
a dispersar la luz sobre mi pecho
reflejando los bosques del asecho
qué oscuro y animal tu luz no tiene.

Qué extraña placidez: lejano empeño
contra la tarde infiel un monstruo aborta
estatuas en pedazos, lumbre absorta
que desploma los huesos de mi sueño.

Volveré inclinado, muerto en suerte
sobre el silencio a contemplar tus fuegos
buscando luz para los ojos ciegos

que miraban el árbol de la muerte.
Volveré y sentirás mi voz tenderte,
desesperada el puente de sus ruegos.


Claudio Lahaba (Cuba-USA)

Poemas extraídos de su libro Torpeza de Amante. Black Diamond  Editions. USA, 2013.




miércoles, 30 de octubre de 2013

LA POESÍA DE ANTONIO ENRIQUE PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Ofrecemos en esta nueva entrada del blog de La noche en blanco de Granada, los versos del poeta Antonio Enrique, recogidos también para la Antología La luna en verso de esta primera edición de este singular evento. 






LA POESÍA DE ANTONIO ENRIQUE 
PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA




ANTONIO ENRIQUE (Granada, 1953), de la Academia de Buenas Letras de Granada. Como poeta publicó su primer libro en 1974, Poema de la Alhambra, al que siguieron otros dieciocho hasta la fecha, entre los que se cuentan La ciudad de las cúpulas, Los cuerpos gloriosos, Las lóbregas alturas, Órphica, El galeón atormentado, La Quibla, Beth Haim, El sol de las ánimas, Santo Sepulcro, El reloj del infierno, Silver shadow, Viendo caer la tarde y Cisne esdrújulo.
   La Armónica Montaña (Akal, 1986), Kalaát Horra (Muñoz Moya, 1991; reeditada Las praderas celestiales, Comares, 1999), La luz de la sangre (Osuna,1997; Quadrivium, 2008), El discípulo amado (Seix Barral, 2000), Santuario del odio (Roca, 2006), La espada de Miramamolín (Roca, 2009), El hombre de tierra (Padaya, 2009) y Rey Tiniebla (Almuzara, 2012) constituyen sus novelas, siendo autor asimismo de Cuentos del río de la vida (1991 y 2002).
   Como ensayista destacan sus libros Tratado de la Alhambra hermética (1988, 1991, 2005; edición inglesa, 2007), Canon heterodoxo (2003 y 2012), Los suavísimos desiertos (2005), El laúd de los pacíficos (2008) y Erótica celeste (2008). Presidente honorario del Instituto Iberoamericano de Estudios Andalusíes. Reside en Guadix donde ha desempeñado tareas docentes y está al cuidado del aula Abentofail de poesía y pensamiento.






                                                                 POEMA VII






El dolor, criatura preciosa.
Límpida en su manera de tajar,
certera en cómo parte por dentro.
Enamorémonos del dolor.
Convoquémoslo, asistámosle,
hagámoslo el rey de nuestra vida.
Él es nuestra pasión, él vive dentro
y permanece. ¡Nos es fiel
hasta la muerte, él sí, por fin!
Qué amargura sentir el dolor
y no disfrutar de esa limpieza
de sus filos, de ese tino implacable
que nos hace desvariar y enloquecer.
Sólo el dolor se alza
con júbilo en este mundo.
Sólo él resiste.
Y es bello, como pueda serlo
expirar
tras una vida de errores.
Mira como el dolor galopa
y le falta tierra. Un caballo, una yegua,
el potro que les sigue, no bailan
como el dolor cuando se desboca
hasta los confines.
Y no tiene quien admire ese pasmo
de hacer, con su cuerpo, lo que quiere.
¡Ave, Dolor, iris, lirio,
colibrí!
¡Tú sí vales!


                                                      (De Crisálida sagrada)




                                                                       CODA






El maestro de danza da
con el bastón
en las piernas de las bailarinas.
Una y otra vez con su bastón,
contra las esclavas.
Hay que complacer a los grandes
de este mundo, los ricos, los poderosos,
la realeza más infame.
Y vosotras no sois más que carne
para despertar la carne marchita.
Esto es la fama por dentro.
Un sembrado de hospitales,
asilos y manicomios.
Y así el maestro de danza con su bastón
y su chistera va, su levita y su reloj.
Ellas se tragan el gemido
bajo la barra dura
de madera seca
contra las piernas.
Negros hematomas irrumpen
en la carne de primor.
Por eso llevan medias blancas.
Por eso todas las bailarinas del mundo
calzan medias blancas.

                                                  (De Cisne esdrújulo)








                                                     LOS OJOS DE LA PERRA








Hoy he visto a Dios
en los ojos de una perra.
Ni se movía,
apaleada;
ni se movía
porque habían querido quemarla.
Quemarla porque sí,
por diversión.
Hoy he visto a Dios
en sus ojos mansos
y asustados.
En esos ojos que no entienden.
Y en su cuerpo maltrecho
con sus huesos viéndose
a través de las costras de sangre.
Y lo que he visto de Dios
era también asombro;
asombro de no saber por qué.
Y no poder hacer nada.
Dios, el Todopoderoso,
no puede librar al hombre
de su inútil sufrimiento.
Ni a una perra de la maldad
de los seres humanos hechos
a su imagen y semejanza.
Por eso estaba triste Dios
en los ojos de la perra.




                                                                  (Inédito)


Antonio Enrique











martes, 29 de octubre de 2013

ÁLVARO SALVADOR Y SU POESÍA EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Traemos al blog de La noche en blanco de Granada al poeta Álvaro Salvador, incluido en la antología confeccionada para la ocasión La luna en verso. Ofrecemos una breve semblanza biobibliográfica y algunos poemas para la sección de Poesía para la noche en blanco de Granada.





ÁLVARO SALVADOR Y SU POESÍA 
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA




Foto de Pepa Merlo


Álvaro Salvador nació en Granada en 1950, ciudad en la que actualmente  trabaja como profesor de Literatura Hispanoamericana. Ha publicado ocho libros de poemas entre los que podemos destacar  Las Cortezas  del  Fruto (Madrid, l980), Tristia  (En colaboración con Luis García Montero, Melilla,1982) El agua de noviembre  (Granada, l985), La condición del personaje  (Granada, l992), el volumen antológico Suena una música ( Valencia, Pre-Textos, 1996  y Sevilla, renacimiento, 2008),  Ahora, todavía (Sevilla, Renacimiento, 2001) y La canción del Outsider (Madrid, 2009). Por estos libros ha recibido algunos premios, el último de los cuales fue el XI Premio de Poesía Generación del 27. Junto a García Montero y Javier Egea promocionó a comienzos de los ochenta la tendencia poética bautizada como otra sentimentalidad, germen de lo que más tarde se conocería como poesía de la experiencia. Su poesía ha sido incluida en numerosas antologías y traducida a varios idiomas. Ha publicado además dos novelas, algunos libros de ensayo, varias obras de teatro y un libro de aforismos, Después de la poesía (Almería, 2006).




LA SUSTANCIA DEL TIEMPO






¿Le importaría a ese muchacho que se aplica
con suma dedicación al botellón de plástico,
la desaparición de las encinas,
el cambio de las ondulantes dehesas
a desierto?
¿Le importará que la concentración de gases en la atmósfera
haya igualado en nuestro transparente aire
el calor producido hace millones de años?

¿Le importará que se deshiele el Polo, 
que suban las mareas
hasta inundar las calles y sumergir las torres
de las grandes ciudades
junto al mar?

¿Le importará que los desiertos crezcan y conquisten
poco a poco, las tierras más templadas?
¿Le importará el calor,

el insoportable calor que acaba ya con varios miles de débiles
cada verano,
el frío súbito y sorprendente de los cortos inviernos, 
las terribles riadas arrastrando viviendas,
ilusiones, pueblos enteros, gentes 
de toda condición?

¿Le importaría su devenir mutante,
su adaptación al hierro y al asfalto,
 su pérdida de alma, de pasado,
mientras bebe indolente el alcohol en el plástico
y acaricia, al descuido, el cuerpo
de la chica que sueña paraísos
junto a él, y junto a él se embriaga
con el mismo veneno?



CONTRA USURA





El viejo Ezra era un poeta, sólo un poeta, un poeta excepcional, un poeta judío, 
un poeta experimental, un poeta exótico, un poeta oriental, sólo un poeta,
un poeta estadounidense, un poeta italiano, un poeta revolucionario,
solamente un poeta, uno de los mejores poetas de su tiempo.
Il miglior fabbro  del mundo, le escribió Thomas, dedicándole su obra inmortal, Thomas Stearns, el estadounidense británico, el protestante católico,
el genio que siempre creyó en él, en su inmenso talento.

Pero al final de su vida, el viejo poeta Ezra, genial y delicadísimo,
refinado y cultísimo, comprometido con su tiempo,
fue detenido, humillado y encarcelado,

obligado a vivir en una jaula, a la vista de todos, 
como un animal.
No fueron los tiranos torturadores ni los genocidas asesinos
quienes encarcelaron al viejo Ezra como a un animal,
no fueron los salvajes enloquecidos, ni los bárbaros ignorantes

los que asaltaron su casa, confiscaron sus escritos y destruyeron sus obras, no. 
Sus propios compatriotas, los defensores de la democracia,
los paladines de los valores de Occidente fueron

(With usura hath no man a house a good stone...)

quienes lo persiguieron, lo enjaularon, lo torturaron, lo dieron por loco

(with usura

hath no man a painted paradise on his church wall...),

lo encerraron finalmente en un manicomio como a un vegetal,

Washington D.C., Santa Isabel, donde rumiara los útimos años de su vida

(with usura, sin against nature,

is thy bread ever more of stale rags,
is thy bread dry as paper...).
El viejo Ezra no creía en El Capitalismo

(with usura is no clear demarcation...)

y cometió el error de combatirlo,

el error de combatirlo con los peores aliados

(USURA IS A MURRAIN, USURA...).

El viejo y delicado Ezra, el poeta finísimo, 
il miglor fabbro, se equivocó de pleitesía,
quiso adivinar en el estiércol de su demonio 
(usura slayeth the child in the womb...)
la salvación del mundo, la salvación del arte y la belleza. 
No supo ver que los cadáveres sentados al banquete
eran cadáveres invitados por la Usura.


Medio siglo más tarde,

nuevos Mussolinis esperan en las agencias, 
escudriñando sus espejos líquidos tras los mostradores,
nuevos Mussolinis se esconden parapetados tras los montones de papel moneda, porque temen –o desean–
que los poetas rompan las puertas de los bancos: 
CONTRA USURA.



EL VEDADO






Entre lamas y encaje
se abre paso la luz
como yema de huevo.

Desde el jardín nos llegan
los ruidos de los niños,
el chapoteo del agua,

el zumbido indiscreto de las moscas.


Se oye una voz de hombre

afirmativa. Un cuerpo contra el agua.
El clic de una botella que se abre.
Un chirrido en la puerta.


Huele la habitación a venganza y pereza.

Los ojos de tu hermana se asoman al espejo. 
Con el balcón abierto hacemos el  amor.






   Alvaro Salvador

  (Del libro inédito: Fumando con mis muertos.)