Traemos la creación del poeta chileno afincado en Los Ángeles Pablo Lara Buizu para nuestro blog de La noche en blanco de Granada, ofrecemos unos fragmentos de su Panteonero.
LA POESÍA DE PABLO LARA
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA
Pablo Lara
Buizu (Chile, 1995) Nace en Valdivia y se traslada a Los Ángeles, cercano a la ciudad de
Concepción, en 1999. Escribe sus primeros poemas a los 7 años. Ha publicado 4
libros, Buscando el sol (2005), Camino a la luz(2007) Catarsis(2010) y con
editorial LAR Volando raso (2013). En el 2008 participa en la antología Traume
de poesía en alemán. Actualmente cursa 4to año de la enseñanza Media en el
Colegio Alemán de Los Ángeles.
PANTEONERO
I
Soy
panteonero de una senda plateada en mí se trituran los tiempos vengo del Olimpo
olvidado donde la muerte se anidó.
Exhumé los
cadáveres del Panteón y de los patios traseros soy panteonero, vengo del
Panteón.
Los
cadáveres rodaron a mis brazos desde las catacumbas y mi mano salvaje los
socavó con un disparo: con un disparo de violín roto con una bala tatuada en la
ausencia con pólvora chirriando angustia con una mano tiritando mano con una
mano tiritando pena.
Y cada
cadáver cayó cada vez cada beso, cada instante y el rocío bajó hacia el
cementerio y descendió la hiedra al río construyendo una enredadera, una
escalera, un crucifijo, azotando la madera de cada sola tumba de cada sola
arteria de cada hombre solo.
II
Llorando
los metales fríos en el pecho de los muertos.
Mientras
las cruces lloran, y les crece el pelo, las uñas, la ausencia y la carne expele
sonoridad yo me quedo aquí, escuchando los conciertos que los muertos hacen
sonar. Las sinfonías de los huesos, la espuma del mar, los desfiles negros, el
susurro de las piedras la maleza que empieza a brotar de cada lápida en
silencio, el marchitar de cada flor, el humo, la misa, la totalidad del todo el
aroma a silla, a roble, a soledad, a caoba verde y muda, el olor a lápida y a
paso de piedra, a clavo, a martillo, a cincel, a rosa seca a ruda mojada, a viento,
a panal viejo, a paso de cebra, a óxido, a metal, a cuervo disecado, a pena
amarilla, a anillo, a racimo, a letargo infinito, a rezo, a cruz, a catacumba,
a herrumbre, a polvo, a olvido, a mar en luto, a pala, a tierra, a gusano
hambriento, a insecto, a fantasma blanco, a transparencia, a tiempo, a espacio,
a aurora boreal, a pasto, a olivo, a llanto otoñal, plegaria vacía,
a semilla y
salmo vano, a cáliz, canto y golondrina.
El aroma a
cementerio me sabe a asco, pero soy panteonero, es mi trabajo.
III
La hoz que
corta las tinieblas las venas que yacen en mis manos los pájaros que danzan,
divertidos luciérnagas pasan volando.
Los
susurros se hicieron letargo aquí, en el Panteón de los dioses y el pan sabe
extraño en la superficie.
Quisiera
descender allá abajo, comprarme una residencia, tener de vecino al paisano que
murió por el 84, 83’ ,
pero es muy tarde para mi o muy temprano.
La vida que
bebimos todos, aún no se me derramó del vaso, que se evapora en cada día, en
casa paso, como las aves que volaron raso, y los cadáveres que yo destazo, y
esas luciérnagas, que, en cada caso, perderán su luz en el ocaso, planeando
alas en un sitio eriazo en caída libre, en un tejado escaso.
Yo soy el
metal que nunca corroyó el aullido de los lobos y soy la lágrima que perforó el
cielo nostálgico. Los aeronautas caían a las domos desde sus globos
aerostáticos…
Y sonreí
entre la nebulosa lluvia hacia los brazos de la tibia noche…
Pablo Lara
Un saludo cordial para el joven poeta chileno que ya despunta como un sol radiante sobre la Cordillera.
ResponderEliminarDesde Miami, con admiración.
Jeniffer Moore