lunes, 21 de octubre de 2013

RAFAEL GUILLÉN, POETA DE LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Una vez concluida la primera edición de La noche en blanco de Granada con gran éxito de público y de reconocimiento en medios, proseguimos trabajando para la próxima edición, para lo cual continuamos ofreciendo los poetas que han querido sumarse a esta y próximas ediciones de este singular evento. Ahora le toca el turno al poeta granadino Rafael Guillén de quien ofrecemos una breve semblanza de su dilata trayectoria poética, literaria y vital, así como tres poemas, uno de ellos inédito para la ocasión.




RAFAEL GUILLÉN, 
POETA DE LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA




            Rafael Guillén nació en Granada el año 1933. Su obra poética participa de las coordenadas más valiosas de la Generación del 50, según numerosos estudios especializados en poesía de posguerra, reseñas críticas de su obra y manuales de Historia de la Literatura Española del siglo XX.
            En 1994 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura por Los estados transparentes. En 2003 se le otorgó por unanimidad el Premio de la Crítica de Andalucía, por Las edades del frío y en 2011 el Premio de las Letras Andaluzas “Elio Antonio de Nebrija” por una vida dedicada a la literatura..
            Entre sus otros premios cabe destacar el "Leopoldo Panero" 1966, "Guipúzcoa" 1968, "Boscán" 1968 y "Ciudad de Barcelona" 1969..
            Autor de numerosos libros de poesía, cultiva igualmente la narrativa y el ensayo. Sus poemas y artículos han sido traducidos a numerosos idiomas.


(Tres poemas de Rafael Guillén)



CANCIÓN




     Yo lo sé, que me lo dijo
la paloma que duerme contigo.

Te echas a andar por el sueño
como buscando otro sitio;
por la espalda de la noche,
hay luces que no se han ido:
la paloma que duerme contigo.

     Otros mundos cuando duermes
recobran forma y sentido;
el túnel por donde huyes
tan sólo sabe seguirlo
la paloma que duerme contigo.

     Te me alejas y eres otra
en un calor que es distinto.
Lo sé porque me lo dijo
la paloma que duerme contigo.


(1987) Del libro Mis amados odres viejos.






¿QUÉ SABES DE LA NOCHE?





       ¿Qué sabes de la noche, tú,
de los distintos hemisferios
celestes de donde me llega
tu amor, ajeno ya a ti misma?

       Recostado en la orilla
del lago Llanquihué miro elevarse
la Cruz del Sur sobre el crujido tenso
de los glaciares, sobre el cráter
nevado del Osorno.
Navegando
por las costas laponas, sigo el rumbo
de una estrella Polar, que casi toca
la proa de mi esquife y mi deseo.
¿Cuál es tu noche, amor? ¿Es sólo una?
¿Qué sabes tú, que así te alías
con la negrura del espacio para
más enervarme y confundirme?

       ¿Qué sabes de la noche, dime,
donde los cielos mienten con tanta exactitud,
donde la oscuridad es un consuelo
falaz, en el que parpadean luces
que hace ya siglos se extinguieron?
¿Me llega así tu amor, en esta hora
de la consumación? ¿Me está llegando,
vibrante aún, la calentura
de un amor que hace tiempo que está muerto,
que viene, muerto ya, por un espacio
donde la sombra gime y se acumula?



(2004) Del libro Los dominios del cóndor.






[SE ME HA HECHO TARDE]





           Se me ha hecho tarde, amor. Ya sabes:
los amigos, la última, y así.
Y las horas pasaron, y no pude
retenerlas. La vida fue pasando, días
cansinos, y, allá al fondo, el runruneo
de la televisión parpadeando
en la taberna, y las noticias
y el desamparo de los que no saben
qué hacer con esa nada por delante
y la guerra y los muertos, y la hambruna
y tanto golpe resonando en la corteza
del corazón encallecido.
Y tú también,
presente en la calima
del alcohol, y también yo
como arrancando de mi ser el humus
del que se nutren mis raíces.

Afuera está la noche y sus colmillos.
Las calles solitarias
se parecen a mi corazón.

           Poca cosa es la vida
cuando se deja así olvidada
en la ultima copa y llegas tarde
para el amor. La llave de la puerta
tan difícil de introducir, sonaba
a portazo final. Y nada es justo, amor,
y ¡ya nos cerca tanta muerte!
y era la última, lo juro, y los amigos
también nos acompañan y no puedo
serles infiel, como tal vez estés pensando
lo estoy siendo ahora
contigo.
Eso no es cierto, amor. Es que, tan sólo,
me tienes que creer, se me hizo tarde.
Se me hizo tarde una vez más.


Del Libro Balada en tres tiempos. Inédito.


Rafael Guillén





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