LOS VERSOS DE AMELINA CORREA
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA
Amelina
Correa Ramón, catedrática de la
Universidad de Granada y miembro de la Academia de Buenas Letras
de dicha ciudad, ha ejercido como docente en las universidades de Almería y
Sevilla y ha impartido conferencias en más de cincuenta congresos en diversas ciudades
de España, Reino Unido, Estados Unidos o Francia.
Como investigadora literaria se ha dedicado de
manera preferente al rescate de autores hispanos raros y olvidados, con más de
veinte libros publicados sobre escritores de origen granadino como Isaac Muñoz, Melchor Almagro San Martín,
Antonio de Zayas o Francisco Ayala, y andaluces como Alejandro Sawa, por cuya semblanza obtuvo el
prestigioso “Premio Antonio Domínguez Ortiz de
Biografías” en 2008.
También ha dado a conocer a otros muchos autores de la literatura
española de finales del siglo XIX y principios del XX, a través de varios
diccionarios y colecciones de textos, prestando especial atención a la
literatura escrita por mujeres.
En el terreno de
la creación, varios de sus poemas han sido incluidos, desde 1986, en diversas antologías,
habiendo publicado igualmente tres poemarios: Seré flor nueva, en 1987; Rigel, en 1989; y Una palabra
tuya. Poesía, en 2005; encontrándose pendiente de publicación La luz inaugurada, “Premio Nacional de
Poesía de Mancha Real” en 2004.
ADELFAS V
En la noche al espeso
perfume de las rosas…
Pablo
Neruda
Tomo
tu mano.
Extiendo
una
fragante selva
de
alhelíes.
Sangre.
Vertida
en la tibieza
de
la noche.
Dulcemente
restañando
tus
heridas,
muero
entre tus labios.
LA
LUZ INAUGURADA, XIV
Algo en la blanca forma resplandece
y brilla con concéntrica figura,
amado círculo de perfección segura
se alza en la mano y mudo te estremece.
Afuera de la iglesia ya anochece
y cabalgando está la noche oscura
pero a tus ojos, fijos con premura
en blanca forma, sientes que amanece.
Y algo se deslíe por tus venas,
y notas por tu sangre algún delirio,
y pronto está tu cuerpo en luz bañado.
Atrás dejado el mundo, atrás las penas,
quemándote el fervor con voz de lirio,
pues que así nombras tú a tu bienamado.
LA LUZ INAUGURADA,
XVI
(Juan
de la Cruz se
complace en introducir a unos novicios en el éxtasis divino)
Fray
Juan contempla
a
los novicios.
Entran
azorados en el recinto
oscuro,
con
la luz de una vela dorando su tez pálida...
Muchachos
apenas
con
el furor bullendo
dentro
de las venas,
prendiéndose
en sus cuerpos
como
una mariposa enfebrecida.
La
inocente claridad de su mirada
perpleja.
Nunca
sintieron antes
nada
parecido.
El
fulgor de una llama,
apenas.
Un
relámpago brillante
apenas.
Un
amado entrevisto en la espesura
apenas.
Un deseo punzante.
Y
ellos no comprenden
sino
su cuerpo pleno
y
señalado.
Sino
la extática visión
arrebatada.
Sino
el amor dormido.
Y
extrañados, perplejos,
duermen
arrebolados esa noche.
Amelina Correa
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