Tenemos el gusto de ofrecerles en esta ocasión, en nuestro blog de La noche en blanco de Granada, al poeta de Baeza Antonio Checa, del ofrecemos algunos poemas y una breve semblanza biobliográfica del autor.
LA POESÍA DE ANTONIO CHECA
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA
Antonio Checa Lechuga, Baeza, Jaén 1941. Colaborador en prensa, radio,
televisión , revistas literarias y de
flamencología. Lector en el Centro
Andaluz de las Letras.
Sus libros:
Polvo y barro, poética:
Ediciones Rondas, Barcelona 1983. Imágenes
sin rosas, Baeza, Chamorro 1984. Baeza Para Mirar, un libro que comparte con
los poetas Antonio Carvajal, Ángel González y el fotógrafo Francisco
Fernández 1992. Tardes de Caramillo. Diputación de Jaén 1994. Ecos y perfiles.
Universidad Internacional de Andalucía 1994. Más que Palabras. Ayuntamiento de Jaén: Primer
premio “El Olivo” provincial de poesía, 1998. La creación Poética de
Antonio Machado en la Ciudad de Baeza.
Ayuntamiento de Baeza 2001. Espacio de la
Luz. Primer premio de Poesía de la Casa de Andalucía en Dénia,
Alicante 2003 Espacio de la Luz : Segunda Edición corregida y aumentada.
Ayuntamiento de Baeza 2006 Casi
Hablando: Diputación de Jaén 2006 Baeza en Antonio Machado. Pópulo, Servicios
turísticos., 2007. Poemas de Amor Profundo 2009 Edita: I.P.T. Las Tradiciones
Perdidas o lo que Devora la
Tecnología :Diputación de Jaén. 2011. Coescritor del libro: “Poesía y
Música para la Paz Colección UNESCO Editorial Zumaya, Granada 2010. Coescritor del libro Antonio Machado y Baeza
1912—2012 Cien años de un encuentro.
En prensa¨Llamad: Novela.
Las Miradas del Tiempo.
Novela
Epistolario desde las Hurdes.
Filosofía.
Retrato de la y de la idea.
Poesía
ENCUENTROS LITERARIOS:
DIVINAS FANTASÍAS
En mis brazos, como si fuese
oráculo o destello
que levita en el tiempo y en
el beso con aroma de siempre,
tenía tu cintura. Y suspiró
mi pecho ingrávido al latido
en el que se detiene un
entrañable y cósmico momento.
Pero tenía miedo de
ausentarme y dejarme allí lo eterno,
lo presumiblemente más
hermoso que la rosa, y que la llama
de un atardecer sediento
donde el sol hace suya la aurora
del ocaso.
Sí, de verdad, tú estabas
presente y sin desmayo,
apropiada de un ser que,
débil, como romántico urdido
en lo imposible, depositaba
en tus labios la caricia,
y, asumías los míos, y
libabas mi boca y me mirabas.
No fue nunca mi meta el no
ser nada, y en ti, sobre ti,
algo más que materia retenía en mis brazos, sólo ellos
podían sujetar algo tan
frágil como el desnudo terso de tu [cuerpo,
como la cándida mirada de tu
esencia.
Más…
mi memoria llevada a lo
imposible la dejaste sujeta
en el leve contacto de mi
verso, y bebiste de mí, unida
a la brisa de un eco en el
susurro, y brizna, y fuego…
fue
todo el amor que me pedías,
Con esos brazos que retienen
lo que ama el poeta,
me perdí en la noche
abrazando de tus labios la brisa,
y encontré
en la memoria tu imagen, oh sí la imagen
donde
encuentro cobijo y te busco, y te retomo, y te formas.
….
No recates mi verso
si has de unirte al beso de mi boca,
ya que en sueños, tú viviste
dominada sin asedio y, sola-
mente así perdida en la
esperanza en la que en ti vive y asola
el poema la tempestad sin
miedo que idílico desboca,
en esa lucha incruenta ,
donde por la vida nos enfoca
algo más que misterio y
sangre y fuego y rosas y amapola,
que todo es casi cuerpo y casi llanto y casi esencia
sola
que al lubricar un polen gime
el cuerpo y del amor sofoca
el aire fatigado. Sueña y arrópate en mis brazos, mi rosa,
destello, mi alegría, mis
sueños y mi poder soñarte
entre vergeles sí, sí,
habitados por grandes y pequeños…
palabras y palabras, ¡Oh! el
hechizo de tu faz hermosa
que me hace vivir e
inexplicablemente y esperarte,
voz de lo imposible, acomodo
de mi mente y de mis sueños
DE SÍMBOLOS Y AROMAS
Me quedaré si puedo con los grandes recuerdos que vivimos,
con los juegos de niños con
llamas de locura, con tu niñez airosa,
y tu incipiente celo. También con esa blusa de escote
prolongado
haciéndome ya hombre
buscando lo escondido, esperando tus senos…
y, sobre todo, no perderé jamás aquellos escondites de las
calles
en rincones sagrados, en historias futuras, en urdidos romances tan
pueriles jugando a ser mayores sin serlo todavía: en ti y en
mí la luna
mirándonos, pensando en futuras estancias, en lo visto en las
gentes
mayores que nosotros, en los juegos del beso, en las caricias
nuevas…
Me quedaré si puedo en el recuerdo de verme adolescente, y tú
con
calcetines y falda con sus pliegues sopesando lo bello de tus
piernas.
Allí junto a la fuente de cántaros repleta en la puerta al
ejido, a la morera
y al carro que debajo
del olmo esperaba el ser útil a nosotros, al escondite
en sus ruedas mis mensajes escritos con el lápiz del sueño
primitivo…
y entre todo el clamor de aquellos pájaros que musicaban los
juegos,
la risa de tu boca, tu lenguaje larvado, tu incipiente aroma…
Tú, sin saberlo, estabas incubando mi cuerpo larguirucho, mi
mirada
de niño en otra celosía, mi canto de jilguero en acrobacia de
ritmo,
y, cuando llamabas inconsciente a mi escondido lívido,
ignorabas
que hablabas en otras dimensiones, en algo pudoroso
incomprendido
esperado por plagio y nunca por creativo…
recuerdo cuando niño adolescente que te tiré los tejos sin
saberlo,
que te dije te amo sin hablarte y tú me comprendiste en
seguida,
pero seguiste muda y te hice mujer siendo una niña junto a
mí, junto a
este anciano que hoy se queda en el mundo apagado del
recuerdo,
pero en él, en ese recuerdo con el que quiero atraerte a este
instante,
y tocarte las manos mirándote a los ojos cómplices los dos,
sellados
por conceptos de tanto ser amados, se me va con dolor el
querer
retenerte, protegerte de todo como si fueses mía y no del
infortunio,
por eso en contrapunto, me ha mirado una niña que me ha
llamado
abuelo, y me ha dicho al oído un poema escondido en su
memoria…
sobre la tierra quedo: ¿mirarás a mis ojos donde acaba el
día?
¿buscarás en mis sueños ese último beso con el cual te
fuiste?
Como sea, estaré entre ti y entre tus besos, con la locura de
ser
es mi poema, cuadrícula de furia, espliego, y mucho amor,
semilla y mensajero.
ADIOS
Para
Ti, irreemplazable
En
tu besado rostro por mis labios
miré tu vida huyendo
de tu cuerpo,
tú, suspiraste leve,
y, por tu boca,
se fue todo tu ser,
quedó el recuerdo.
Me posé en
tu marchar lleno de espanto,
soñé sin ti sin dejar de abrazarte
y, un trozo de mí
sobre tu pómulo,
heló mi boca asfixiando mi sangre.
Ni soy ni seré, polvo enamorado,
ni crearé versos
tristes en la noche,
sólo seré tus
huellas mientras viva.
En
silencio te oiré: ¿tú, oirás mi llanto?
amor es en mi
boca mi alabanza,
y tu vida al partir,
algo que espanta.
Baeza
17-1-2009 - 2,30 de la tarde.
Antonio Checa
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