martes, 24 de septiembre de 2013

LA POESÍA DE ANTONIO CHECA EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Tenemos el gusto de ofrecerles en esta ocasión, en nuestro blog de La noche en blanco de Granada, al poeta de Baeza Antonio Checa, del ofrecemos algunos poemas y una breve semblanza biobliográfica del autor.






LA POESÍA DE ANTONIO CHECA 
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA








Antonio Checa Lechuga, Baeza, Jaén  1941. Colaborador en prensa, radio, televisión ,  revistas literarias y de flamencología. Lector en el Centro  Andaluz de las Letras.

Sus libros:

Polvo y barro, poética: Ediciones Rondas, Barcelona  1983. Imágenes sin rosas, Baeza, Chamorro 1984. Baeza Para Mirar, un libro que comparte con los poetas Antonio Carvajal, Ángel González y el fotógrafo Francisco Fernández 1992. Tardes de Caramillo. Diputación de Jaén 1994. Ecos y perfiles. Universidad Internacional de Andalucía 1994.  Más que Palabras. Ayuntamiento de Jaén: Primer premio “El Olivo” provincial de poesía, 1998. La creación Poética de Antonio  Machado en la Ciudad de Baeza. Ayuntamiento de Baeza 2001. Espacio de la Luz. Primer premio de Poesía de la Casa de Andalucía en Dénia, Alicante 2003 Espacio de la Luz:  Segunda Edición corregida y aumentada. Ayuntamiento de Baeza  2006 Casi Hablando: Diputación de Jaén 2006 Baeza en Antonio Machado. Pópulo, Servicios turísticos., 2007. Poemas de Amor Profundo 2009 Edita: I.P.T. Las Tradiciones Perdidas o lo que Devora la Tecnología :Diputación de  Jaén. 2011. Coescritor del libro: “Poesía y Música para la Paz Colección UNESCO  Editorial  Zumaya, Granada 2010.  Coescritor del libro Antonio Machado y Baeza 1912—2012 Cien años de un encuentro
En prensa¨Llamad: Novela.
Las Miradas del Tiempo. Novela
Epistolario desde las Hurdes. Filosofía.
Retrato de la y de la idea. Poesía


ENCUENTROS LITERARIOS:






DIVINAS    FANTASÍAS





                   En mis brazos, como si fuese oráculo o destello
                   que levita en el tiempo y en el beso con aroma de siempre,
                   tenía tu cintura. Y suspiró mi pecho ingrávido al latido
                   en el que se detiene un entrañable y cósmico momento.
                  
                   Pero tenía miedo de ausentarme y dejarme allí lo eterno,
                   lo presumiblemente más hermoso que la rosa, y que la llama
                   de un atardecer sediento donde el sol hace suya la aurora
                   del ocaso.
                   Sí, de verdad, tú estabas presente y sin desmayo,
                   apropiada de un ser que, débil, como romántico urdido
                   en lo imposible, depositaba en tus labios la caricia,
                   y, asumías los míos, y libabas mi boca y me mirabas.
                  
                   No fue nunca mi meta el no ser nada, y en ti, sobre ti,
                   algo más que materia  retenía en mis brazos, sólo ellos
                   podían sujetar algo tan frágil como el desnudo terso de tu                                                                                                                              [cuerpo,
                   como la cándida mirada de tu esencia.
                                                                  Más…
                   mi memoria llevada a lo imposible la dejaste sujeta
                   en el leve contacto de mi verso, y bebiste de mí, unida
                   a la brisa de un eco en el susurro, y brizna, y fuego…
                                               fue todo el amor que me pedías,

                   Con esos brazos que retienen lo que ama el poeta,
                   me perdí en la  noche  abrazando de tus labios la brisa,
                   y  encontré   en la memoria tu imagen, oh sí la imagen
                   donde encuentro cobijo y te busco, y te retomo, y te formas.
                                                       
                                                    ….


                            No recates mi verso si has de unirte al beso de mi boca,
                   ya que en sueños, tú viviste dominada sin asedio y,  sola-
                   mente así perdida en la esperanza en la que en ti vive y asola
                   el poema la tempestad sin miedo que idílico desboca,

                   en esa lucha incruenta , donde por la vida nos enfoca
                   algo más que misterio y sangre y fuego y rosas y amapola,
                   que todo  es casi cuerpo y casi llanto y casi esencia sola
                   que al lubricar un polen gime el cuerpo y del amor sofoca

                   el aire fatigado.  Sueña y arrópate en mis brazos, mi rosa,
                   destello, mi alegría, mis sueños y mi poder soñarte
                   entre vergeles sí, sí, habitados por grandes y pequeños…
                  
                   palabras y palabras, ¡Oh! el hechizo de tu faz hermosa
                   que me hace vivir e inexplicablemente y esperarte,
                   voz de lo imposible, acomodo de mi mente y de mis sueños




DE SÍMBOLOS Y AROMAS




Me quedaré si puedo con los grandes recuerdos que vivimos,
con los juegos de niños con  llamas de locura, con tu niñez airosa,
y tu incipiente celo. También con esa blusa de escote prolongado
haciéndome ya  hombre buscando lo escondido, esperando tus senos…
y, sobre todo, no perderé jamás aquellos escondites de las calles
en rincones sagrados, en historias futuras, en urdidos  romances tan     
pueriles jugando a ser mayores sin serlo todavía: en ti y en mí la luna
mirándonos, pensando en futuras estancias, en lo visto en las gentes
mayores que nosotros, en los juegos del beso, en las caricias nuevas…

Me quedaré si puedo en el recuerdo de verme adolescente, y tú con       
calcetines y falda con sus pliegues sopesando lo bello de tus piernas.
Allí junto a la fuente de cántaros repleta en la puerta al ejido, a la morera
y al carro  que debajo del olmo esperaba el ser útil a nosotros, al escondite
en sus ruedas mis mensajes escritos con el lápiz del sueño primitivo…
y entre todo el clamor de aquellos pájaros que musicaban los juegos,
la risa de tu boca, tu lenguaje larvado, tu incipiente aroma…

Tú, sin saberlo, estabas incubando mi cuerpo larguirucho, mi mirada
de niño en otra celosía, mi canto de jilguero en acrobacia de ritmo,
y, cuando llamabas inconsciente a mi escondido lívido, ignorabas
que hablabas en otras dimensiones, en algo pudoroso incomprendido
esperado por plagio y nunca por creativo…

recuerdo cuando niño adolescente que te tiré los tejos sin saberlo,
que te dije te amo sin hablarte y tú me comprendiste en seguida,
pero seguiste muda y te hice mujer siendo una niña junto a mí, junto a
este anciano que hoy se queda en el mundo apagado del recuerdo,
pero en él, en ese recuerdo con el que quiero atraerte a este instante,
y tocarte las manos mirándote a los ojos cómplices los dos, sellados
por conceptos de tanto ser amados, se me va con dolor el querer
retenerte, protegerte de todo como si fueses mía y no del infortunio,
por eso en contrapunto, me ha mirado una niña que me ha llamado                
abuelo, y me ha dicho al oído un poema escondido en su memoria…

sobre la tierra quedo: ¿mirarás a mis ojos donde acaba el día?
¿buscarás en mis sueños ese último beso con el cual te fuiste?
Como sea, estaré entre ti y entre tus besos, con la locura de ser
es mi poema, cuadrícula de furia, espliego, y mucho amor,
                                                                            semilla y mensajero.


ADIOS



                                                           Para Ti, irreemplazable



                                      En tu besado rostro por mis labios
                            miré tu vida huyendo de tu cuerpo,
                            tú, suspiraste leve, y, por tu boca,
                            se fue todo tu ser, quedó el recuerdo.
                           
                                      Me posé en tu marchar lleno de espanto,
                            soñé  sin ti sin dejar de abrazarte
                            y, un trozo de mí sobre tu pómulo,
                            heló  mi boca asfixiando mi sangre.

                                      Ni soy ni seré, polvo enamorado,
                            ni crearé versos tristes en la noche,
                            sólo seré tus huellas mientras viva.

                                      En silencio te oiré: ¿tú, oirás mi llanto?
                            amor es en mi boca  mi alabanza,
                            y tu vida al partir, algo que espanta.



                                                        Baeza 17-1-2009 -  2,30 de la tarde.




                                                                                               Antonio Checa
                      






No hay comentarios:

Publicar un comentario