El poeta argentino Flavio Crescenzi, para el blog de La noche en blanco de Granada, del que ofrecemos una muestra de su poesía y una nota biobibliográfica para la sección de Poesía para la noche en blanco de Granada.
LOS VERSOS DE FLAVIO CRESCENZI
PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA
Flavio Crescenzi nació en Córdoba,
Argentina, en 1973. Es docente, poeta y ensayista. Ha dictado cursos
y seminarios de literatura a nivel medio y universitario, y coordinado
talleres de escritura creativa y cursos de apreciación literaria en diversos centros
culturales de Capital y Gran Buenos Aires. Como
conferenciante, participó en las Jornadas de Poesía para docentes organizadas
por A.P.O.A. (Asociación de Poetas Argentinos) y realizadas en la Legislatura Porteña
en 2006. Ese mismo año, viajó a Cuba invitado por la revista Casa de las Américas representando a la
uruguaya Diégesis, donde colaboraba
como columnista. En 2009, se trasladó a México, donde intervino en las mesas
redondas acerca de “Literatura de vanguardia en Latino América” que tuvieron lugar
en el I.A.G.O. (Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca). Cuenta con cuatro
libros de poesía publicados: Por todo
sol, la sed, Ediciones El Tranvía (2000); La gratuidad de la amenaza, Ediciones El Tranvía (2001); Íngrimo e insular, Ediciones El Tranvía (2005),
y La ciudad con Laura, Sediento
Editores (2012). Desde 2009, colabora con la revista virtual La tecl@ Eñe con artículos de crítica
cultural y literaria. Su primer ensayo La
poética surrealista. Panorama de una
experiencia inacabada será publicado a fines de este año por Editorial
Quadrata.
BALADA PARA LO QUE SÍ VUELVE
Todo en vos suena a futuro. Lo dicen mis brazos que se extienden, lo dice el viento en su sentencia, lo claman las campanas de un templo que se hunde. No sé tu voz ni tus recelos, no sé si hay huesos en los guantes, pero ya me han brotado mares de los ojos y un pez enorme se ha comido mi orgullo en dos mordiscos. Hay un revés de sombras en mi boca, ya se las escucha volver a sus corrales, tienen miedo de nosotros cuando tejemos brumas polvorientas, miel de estambre, pájaros que explotan de funestos perdiendo su gordura. Sobran las palabras, falta un cuerpo; sobran los cuerpos, falta un grito. Me he puesto pestañas de aluminio para que el sol no me enceguezca, me he puesto tu recuerdo de risas como líneas, toda eras de vidrio si tu palabra me marcaba, toda de una dulzura añeja y conocida. Sobran las palabras, falta un cuerpo; sobran los cuerpos, falta un grito. Tu rostro es un palacio del que debo rescatarte, las nubes se enciman como heraldos y cambiarán este buen clima. Ya piafan los caballos su coz de siete trinos y no hay relincho que quepa en un anzuelo. Sos la hermosura que viene a hacer justicia en un desierto de morsas que se expande, sos la hermosura y ya no importa. Sobran las palabras, falta un cuerpo; sobran los cuerpos, falta un grito. Me encadenaré a tu alma bulliciosa como un preso a la piedra que lo guía, me haré tu sombra compañera por los próximos eclipses, por los próximos fulgores y te haré saber de dónde hemos venido y hacia dónde vamos para amarnos. Que nos teman los cuervos pendencieros, que nos tema la estéril vanidad de los narcisos, que nos teman, vida mía, que nos teman. Sobran las palabras, falta un cuerpo; sobran los cuerpos, falta un grito. Un huracán guarda su semilla dentro tuyo, yo recogeré toda cosecha.
ROSTRO Y PLEGARIA
“Tu cuerpo es un hermoso
fragmento
de no sé qué
grandeza rota”
Francisco Umbral
Tu rostro es la efigie
remota en que me muevo
una pálida postal con sus
bordes al fin ya derramados
el presente ensanchándose
como un azul bostezo
conspirando con el peso que
quiebra en dos el aire
y el aire es una rispidez
que el mundo no me muestra
la sencillez habla en tus
ojos se expresa con tu idioma
me enseña dónde detener mi
mano para romper el sueño
sueño o labio o purísimo
roce en paz que asciende
porque la memoria es el
olor a mar que deja el tiempo
y porque un cohecho de
besos se asoma en cada peritaje
mi cuerpo oscila entre mi
asfixia y mis hazañas
y en tu gloria diminuta el
viento asienta sus mil tiendas
le traza al cielo hiriente
sus paisajes y espejismos
para que en mi frente se
anuncien todos los carteles
de este cuerpo que se
empotra tan cerca de tu asombro
tengo esta música estas
letras sumisas para darte
mi casa está en la sombra
que mis ansias proyectan tercamente
como un festín de palomares
hundido en la negrura
como el azote con que
recibe el suelo la lluvia que lo salva
sin que el temor sea un
islote de leche bordeando las arterias
tu rostro es la efigie
remota en que me muevo
en él la noche vencida se
hace eco de tu nombre
TRÍPTICO DE REGRESOS
I
Aquellos ojos tuyos de diciembre, aquel temblor de juncos o de sables (ay, cuello de nácar e insolencia, vientre insumiso) han decidido regresar por fin a mi elocuencia. Y ha sido una erosión de ansias y saliva, un estrépito de cáñamo y de versos, el que ha logrado acercarte un poco más a estos caprichos. No he visto más astucia que una tarde enfriando el horizonte con su calor de rímel y plegarias, no ha sido el sol sino un sirviente; este río de sed y platería, este río mismo en que te beso, no ha cesado de incendiarse y no alcanzan ya las cimitarras para repartir el cielo en tajadas justas para el mundo. Tu boca ha dicho "he vuelto", mis piernas ahora se burlan del asfalto.
II
Te he mantenido viva a fuerza de tinta y jazz y whisky turbio. El humo ha sido un ánfora de rezos en donde tu rostro se asomaba como una inmensa epifanía. El humo no sabe de romances, sólo cabalga como un necio por un mar de dunas y de escombros, sólo le muestra los colmillos al rocío, le esculpe un torso al desamparo. Las veces que le he hecho el amor a tu nombre al escribirlo.
III
Tu boca es de fuego nuevamente, hembra de nata y espejismos, hembra tatuada de mí hasta en tu sexo. Los golpes ya son puños; el tórax, un galope; las manos que han moldeado tu sombra la están palpando fuerte (materia o sangre, aroma o ruido) hasta que un cónclave de lunas oscurísimas delimite tu forma más perfecta. Todavía es amor aquí en el calendario, todavía el corazón es un perro silencioso riéndose a lo lejos.
Flavio Crescenzzi
Me gusta muchísimo su estilo de escribir.
ResponderEliminarMe gusta su escritura. Felicidades al poeta por sus letras.
ResponderEliminarInmenso este Poeta
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